Empowerment o cómo aprender a delegar

Las decisiones ya no dependen de una sola persona. Esta filosofía consiste en delegar poder y responsabilidad en los empleados para lograr que se encuentren más motivados y comprometidos.  

“Delegar” es uno de esos términos que es más fácil decir que hacer. Aprender a delegar no siempre resulta sencillo, pero realizarlo correctamente hace nuestro trabajo más productivo y satisfactorio, especialmente para quienes tienen un cargo de responsabilidad. Ya lo dijo Ronald Reagan: “Rodéate de la mejor gente que puedas encontrar, delega la autoridad y no interfieras, siempre y cuando la política que hayas decidido se esté llevando a cabo”. Y eso lo podemos aplicar a cualquier organización.

Un ambiente de colaboración

¿Quién conoce mejor la tarea que lleva a cabo y, por tanto, es capaz de tomar las mejores decisiones al respecto? Es la premisa que impulsó el empowerment, un cambio de mentalidad en las relaciones laborales que hace más de una década empezó a cambiar el equilibrio de responsabilidades en las empresas.

Ahora bien, un cambio de filosofía en una empresa siempre es un proceso lento y gradual. En la base de todo está la mejora en la comunicación y la creación de un ambiente colaborativo. También resulta fundamental analizar las fortalezas y el talento potencial de cada trabajador, así como brindar la capacitación necesaria para su desarrollo.

¿El resultado? Dar poder sobre el propio trabajo impulsa la autoestima y hace que este se convierta en un reto y no una carga. Además, aumenta el trabajo en equipo, mejora la productividad y también la toma de decisiones inmediatas, fundamentales para cualquier organización.

¿Sabes delegar?

Hay dos errores muy frecuentes en quienes no saben delegar: negarse a hacerlo o pensar que la tarea delegada debería hacerse tal cual como la haría uno mismo, o delegar y olvidarse. Ambas son igual de nocivas. Nunca hay que olvidar que quien delega sigue siendo el responsable final de la decisión de delegar y del trabajo resultante. Delegar es una cuestión de confianza.

Hay algunas pautas que te pueden ayudar a delegar y a saber si lo haces bien:

  • Explicar muy bien la tarea que se delega.
  • Definir claramente los resultados que se esperan conseguir.
  • Identificar claramente las restricciones y límites; es decir, cuáles son sus responsabilidades y el proceso de supervisión.
  • Es importante equiparar la responsabilidad a la autoridad.
  • Es necesario que la persona se sienta respaldada y estar disponibles por si nos necesita o tiene dudas.
  • Es importante trabajar la motivación. Las tareas tienen que tener un impacto sobre el desempeño (y la persona conocerlos) y una recompensa.
  • Supervisar es vital. Se deben establecer mecanismos de control, como fijar reuniones y fechas límites.